Mis fotos son arte y porno

                            ¿Qué es el arte?

Agradezco a todos y todas los que alguna vez me dijeron, intentando defenderme, que mis fotos no eran porno, que no eran vulgares, que son arte. Pero, ¿qué es el arte?

Las personas solemos denominar a algunos elementos como “artísticos” porque nos parecen “bellos”. De ahí que, se desprendería la pregunta, ¿qué es la belleza? Pues sabemos que no todo lo bello es arte. ¿Por qué afirmamos entonces que el arte siempre debe ser bello y no vulgar, ni pornográfico?

Según Artur C. Danto,

“La noción filosófica de la estética ha vivido en el pasado casi por entero dominada por la idea de la belleza, sobre todo en el siglo XVII, la gran época estética, cuando aparte de lo sublime, lo bello era la única cualidad estética que tenían en cuenta los artistas y pensadores. En el siglo XX, en cambio, la belleza desapareció casi por completo de la realidad artística.”

Si el arte no tiene por qué contener belleza para ser considerado como tal, por qué mis fotos tendrían que dejar de ser vulgares para ser consideradas arte? O, por qué si no son vulgares, no pueden solo
“ser” fotos y no arte?

Es ahí cuando me viene una de las más grandes interrogantes que me he planteado en la vida: ¿Es que acaso falta una o más palabras para poder expresarnos sin menospreciar? Utilizamos el termino arte como si se tratara de cualquier palabra y como si todos tuvieran la potestad de decidir qué es arte y qué no. Como si todos tuvieran la verdad absoluta acerca de lo que es bello o no. O como si cualquier expresión artística, hecha por un artista (persona que se dedica a cualquiera de las artes: música, pintura, escritura, fotografía, etc) es pues, por consecuencia, arte.

 Cuando la obra artística no tiene real trascendencia, no consigue impacto, ¿por qué llamarla “arte”? Falta una palabra. ¿Y quién mide esta importancia? El receptor, el público y la historia. Jamás el propio artista. Por eso, no entiendo a los seres que dicen ser artistas cuando solo han compartido su obra con sus amigos y familia. El arte debe ser comunicado y esta es una propiedad básica en él.

Pero, volvemos a la pregunta, ¿qué es el arte? ¿El arte es necesariamente hermoso?

“A decir verdad no sé cuál es la estética de “la caja de brillo” de Warhol, si es que la tiene.” Dice Danto. Pero definitivamente es arte. ¿Y por qué la obra de Warhol es tan artísticas como las pinturas de Miguel Ángel en la capilla Sixtina?

Según el filósofo Hegel, la razón por la que la belleza artística es superior a la belleza natural, es decir, la belleza de un atardecer con lluvia, a un cuadro de un atardecer con lluvia es porque la artística es nacida y renacida del Espíritu. De la misma forma que lo es el dadaísmo, por ejemplo. Que la pintura sea nacida del Espíritu significa que el fenómeno natural está ausente.

Es decir, una foto considerada pornográfica no tiene al fenómeno natural presente, como tampoco una película, como tampoco la pintura de una escena pornográfica. Entonces, también podría ser considerada arte. Arte y a la misma vez, porno sin intención alguna como tampoco la tendría un cuadro de hermosos cerezos japoneses. La diferencia es que una escena sexual, no nace del espíritu sino de la carne. Pero, ¿y si quiero utilizar una foto pornográfica para expresar lo que llevo en el espíritu?

 Ahí es cuando la disonancia y la transgresión se vuelve compatibles con la belleza, pues la belleza ya no tiene que ver con lo estético sino con el significado que le da el autor en su propio contexto. Es así como se crea un concepto.

Pero, ¿existe algún significado o, más bien, alguna intención más allá del despertar el mero apetito sexual en una foto porno?

Y ahora, entonces, ¿cuál es mi intención con mis fotos? Mi intención es hacer lo que me gusta porque me gusta el erotismo y no digo “arte erótico” porque el arte es tan subjetivo como lo vulgar. Me gustan todas las expresiones eróticas y me importa poco si se consideran arte o no. A veces creemos que solo el arte merece respeto, pero toda creación lo merece así uno mismo no la considere arte.

“Para el puritano, todo desnudo es obsceno, para el libertino, cualquier desnudo es justificable” Dian Hanson.

Considero, a diferencia, de Hanson que no se trata de que sea justificable. Justificar un desnudo es como justificar nuestro propio cuerpo y afirmar que consideramos que un cuerpo desnudo sin razón artística aparente, se convierte en vulgar. Lo vulgar para ti, de la misma forma que el arte, no es lo mismo que para mí.  

Sin embargo, una obra de arte podría despertar la lívido y no por eso dejar de ser arte. Que esa no sea la intención del artista, es otro asunto, ya que nadie es responsable de lo que la obra genere en el receptor. Pero, una obra se halla siempre situada en un contexto y ese contexto es el que finalmente dicta el veredicto como “La divina comedia” o “Don Quijote”. Obras que no tendrían la misma trascendencia si hubieran sido escritas en otra época de la historia.

Ahora, volviendo a poner de ejemplo mis fotos, ¿en un contexto de puro machismo en el que la sociedad acusa a la mujer de puta por mostrar un cuerpo desnudo o usar poca ropa, no podría ser una forma de transgredir el hecho de querer provocar sexualmente al espectador para que sea víctima de su propia doble moral? ¿No se convierte entonces en una suerte de protesta artística?

No se asusten, repito, yo jamás me denominaría a mí misma artista. Creo que el peor artista es el que intenta hacer arte. Yo me expreso y lo comparto. Lo que suceda después solo serán las consecuencias, consecuencias que no me harán culpable, pues la expresión no es un trato personal con nadie.

Y no está mal que no sea arte, puede no serlo y ser bonito. Así como el arte puede ser horrible. El arte está sobrevalorado.

Pero yo me identifico con el arte que no es necesariamente bello, que es rechazado e incomprendido.

Me gusta el arte transgresor, pues la belleza es subjetiva y muchas veces termina por convertirse en técnica más que en expresión. En cambio, la transgresión da un efecto imposible de solapar en el espectador y siempre nace del espíritu, por más asquerosa que sea.

Aun así, no puedo resistirme al arte bello, al que tiene como característica principal la belleza y como si se abusara de esta misma, nos hace sentir que queremos entrar en ella. Recuerdo el cuadro pintado por el deshollinador en la película “Mary Poppins.” En el que él, Mary y los niños entran a bailar entre pingüinos. Eso es lo que siento cada vez que veo un cuadro de Agnolo Bronzino, siempre que decido hipnotizarme con “el jardín de las delicias” de El Bosco o me identifico con la propia Venus de Milo.

Entonces, ¿cuál es la labor del arte? ¿Dejarnos con una sonrisa? ¿Crear realidades distintas que nos sumerjan en una evasión romántica y la fantasía? ¿O dejarnos insatisfechos, perdidos y con ganas de seguir buscando respuestas?

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